Diossss, que difícil se puso todo!
No sé si difícil seria la palabra justa, pero así lo siento.
Las cosas cambiaron, todo está al revés otra vez.
Y no sé qué hacer.
Perdí el control de todo, hasta de mí misma.
& No me entiendo. (Aunque en ocasiones prefiero no
hacerlo)
Mis acciones están haciendo que me coma las peores
consecuencias como almuerzo,
Y no me gusta, no lo aguanto.
¿Qué pasa?
Ay, ojalá lo supiera…
Aunque creo saberlo, y mi problema está en admitirlo.
Si sabía que iba a ser tan costoso, seguía saboreando el
polvo de esa manera estúpida, pero a la vez mucho más complaciente.
Así, sin más, idiota, cegada.
Absurda y estúpida.
Con el papel que mejor me sale, no?
Eso hubiese sido lo más fácil, lo más rápido, la solución más
eficaz.
Porque ser una cobarde siempre es un buen medio, ojo. (Ironizo,
por supuesto)
Vamooos, no nos engañemos.
¿Por qué es tan difícil dejar de ser masoquista?
Es un tema, no? Pero así somos todos, y no hay quien pueda
negarlo.
Estúpidos y masoquistas.
Hasta los limites más insospechados.
Siempre queriendo lo que nos hace mal.
Siempre insistiendo con el dolor.
Somos el dedo en nuestra propia llaga.
Como así también nuestro propio nudo en la garganta.
Ilusos, ingenuos, débiles al amor.
IDIOTAS TODOS.
Si, idiotas.
Como yo…
La verdad no duele, lo que duele esa darse cuenta.
Tenía razón cada vez que lo decía, ahora lo entiendo.
MIERDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario